Al participar en este nuevo mundo cibernético, sin reglas ni limitaciones físicas, muchas personas inician relaciones que desafían una clasificación.
De acuerdo con la doctora Marlene Maheu, autora de Internet Infidelity, 75 millones de personas en el mundo entero sostienen actividad sexual por medio de Internet. Esto levanta una serie de preguntas como: ¿es posible enamorarse de alguien a quien no se ha visto físicamente? ¿Están estas personas siendo infieles a su pareja, en el verdadero sentido de la palabra, o es que la infidelidad solamente ‘cuenta’ si hay contacto físico?
Para responder estas interrogantes, primero es preciso definir qué es, exactamente, un affair cibernético. Según la investigadora Kimberly S. Young en un estudio publicado en Sex Addiction and Compulsivity, ‘el affair cibernético se define como cualquier relación romántica o sexual iniciada a través de la comunicación en línea’.Esta puede ser una única y ‘monógama’, o una serie de encuentros con varios usuarios.
En el caso de Alina, ella admite que tiene muchos amigos en el espacio cibernético, pero solo un ‘amor’. Cuando trata de explicar por qué siente esa fuerte atracción emocional por Dante, ella se ve forzada a enfrentar ciertas realidades: ‘Mi relación con Carlos, mi esposo, se ha deteriorado bastante con los años. Los dos nos hemos enfocado en nuestras carreras, y nos hemos desconectado a nivel emocional. Nunca conversamos de sentimientos, solo de cosas por hacer. En cambio, con Dante puedo expresar mis emociones. El es mi alma gemela’.
Mientras esto sucede, la relación en el mundo real con su esposo se deteriora día a día, pues al encontrar romance y apoyo emocional en su amante cibernético, ella ha abandonado su matrimonio en ese mismo plano. Lógicamente, el aspecto sexual también ha decaído, y se reporta que casi el 70% de las parejas en las que uno de sus miembros sostenía un affair virtual, tuvieron una marcada disminución en la frecuencia de sus relaciones sexuales.
Pero más importante que entrar en un interminable debate para definir si las relaciones por Internet constituyen o no una infidelidad (ya que no se ha llegado a un consenso), es aceptar que estas, lo mismo que un affair físico, son capaces de destruir un matrimonio que, quizás con la atención adecuada, podría haberse salvado.
‘Lo que más me dolió de la infidelidad emocional de mi esposo con una mujer que conoció por Internet’, dice Sara, de 40 años, ‘fue enterarme de que entabló con ella una verdadera conexión emocional y yo pasé a un segundo plano. Eso fue lo que acabó nuestro matrimonio’.
Estas son las señales que podrían indicar un problema. Por supuesto, nunca se debe llegar a conclusiones sin tener toda la evidencia y sin dialogar francamente con la pareja.
● Exige privacidad. Sobre todo, cuando está en la computadora. Cambia la clave y la mantiene en secreto.
● Ignora sus deberes. El deja de atender el jardín y ella pasa menos tiempo con los niños a la hora de dormir. Es que Internet consume su tiempo...
● Miente. Dice, pero solo para apaciguar a su pareja, que pasará menos tiempo en línea, pero todo queda en la buena intención.
● Sufre un cambio de personalidad. Si era alegre, de repente se nota seria, reservada; si era cálido y jovial, ahora es frío.
● Pierde interés en el sexo. Cuando una persona pierde interés en las relaciones sexuales con la pareja, existe la posibilidad de que tenga un affair cibernético, ya sea en persona o solamente virtual. Pero... ojo: la inapetencia sexual puede responder a muchos otros factores, desde el estrés hasta el cansancio físico o una enfermedad.
● Invierte cada vez menos tiempo y emociones en su pareja. Echa a un lado los rituales de pareja, como compartir un baño de espuma o conversar después de la cena. Esto podría deberse a que otra persona la está ‘llenando’ en el plano emocional.
Para escapar de la red
Cuando la pareja enfrenta la posibilidad o la realidad de un affair en línea, debe comenzar por comprender que el ‘culpable’ no es la computadora ni la nueva tecnología. La realidad es que los problemas que ya existían en la relación la fueron minando hasta llegar al punto en que uno de los miembros intentó llenar ese vacío interior con un tercero. Es por eso que no basta con hacerse promesas de ‘nunca más’. Esta situación debe tratarse con la seriedad que merece cualquier crisis en la pareja. En estos casos, se recomienda que ambos consulten con un consejero matrimonial. Este trabaja con ellos para:
● Sentar límites. El sicólogo ayudará a sentar límites si la persona desea seguir navegando por Internet o conservando relaciones en línea que incomodan a su pareja. Hay que reconocer que hoy día, Internet es una parte de nuestras vidas, como lo es el teléfono, por ejemplo, y no es realista vetar su uso. Por lo mismo se debe...
● Volver a establecer la confianza en la pareja. Con la comunicación, los límites y el respeto, es posible escapar de la red cibernética y reconectar en la vida real.
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